Se perfila la belleza de dos cuerpos en un charco de atardeceres. Casi poético como el fuego de una vida.
Aumentaba la pulcritud de la esfera sin medida.. No sé donde poner el acento. La rima no sale en ese vaivén de flujos corpóreos. En ese toma y daca del ensueño. Ejército sitiado en dos bocas que se miran. Se ciegan en la luna del mediodía del deseo. Los labios espadas corrosivas. Oxidantes en el cabello de tu ojos, de tu cuerpo, de tu vida....
FLUIA...en la escasez de tu abrazo.
No puedo decirte mi propio sabor, ni mi fiebre. Es una maldita inclinación al deseo que suscita como el trato agradecido, de no haberse visto..ni siquiera conocido.
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