sábado, 26 de octubre de 2013

ANABELMA

Pongo puntos suspensivos en el detalle de sus abrazos,
el aire define,
una magia dentro de mi propia varita,
un soplo,
el aire limpio, descontaminado de tanto páramo.
El unicornio se ha posado en su lecho de gloria,
y trae un nombre.
No se gasta, no se pierde,
no se mancilla,
adivina,
garabatea, dibuja, atiende,
sonrie, curiosea,
tiene sílabas de verdes praderas,
tiene letras de perfiles soñados,
tiene, porque nada tiene,
solo pierde el sabor agridulce y lo convierte en manjar,
alimento de un tulipán en el cesped de un poema,
este verso, escrito.
Parafraseando un complot....
el de mi carne:
ANABELMA

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