Rezar al desaliento,
al nicho de un suspiro.
Rezar.
A una marisma.
Al balcón de los deseos encontrados.
Un casi no sé, donde naufragar en el rincón de una sed,
desencantada de un deseo.
Y voy pidiendo trenzas en el pensamiento
que puedan formar un quiero y no sé,
un puede, quizás, mañana o en un mes de diciembre,
como la piel de melocotón,
la dulzura de una necesidad,
lo cítrico de una indefensión...
Canela.
El licor de un azufre que salta a un vacío.

No hay comentarios:
Publicar un comentario