martes, 22 de octubre de 2013

NO DUERME NADIE


 No. No duerme nadie.
Ningun quicio de la puerta
asoma en el umbral.
Sitiado.
Malherido.
Pero no duermen.
Dormidas permanecen en sus silencios
cuando el rastro de la quema
agudiza una serpiente.
Dormir es un salvaje cuento
entornado en visillos lánguidos como la muerte.
Pero no duermen. Lo repito.
Palidecen al eco de un crisol,
al oeste de una doblez,
y en las cortinas del salón apuñalan
una voz tragiversada en la noche.
Ronronea incasable, entre esos visillos
y no duermen.
No dormirán en los quicios latentes de las puertas
de los anales, los que commemoran batallas de un yo
a mi misma, de un bis a bis enmarañado.
Los cristales de la ventana se cierran en par en par,
antojando un gorrión en la rama de esa espera.
Espera, siempre esperando,
a que nadie duerma,
cuando entonan melodías de ruiseñores
y de repente, nadie duerme. En una piel, en un aliento.
No.....no duerme nadie.
 
 

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