La ceniza adolece de la propia marca. Ayer el craneo se abrió como dos raíces. No conseguía darle el tono que a mi piel le resultaba mas saludable.
Noté que la luz es mas sutil que la propia encina.
Noté que la luz es mas sutil que la propia encina.
Meditabunda. No relaté abslutamente nada de la vejez.
Si tengo claro la propia autonomía de la sangre. Transcurre como el mediodía, transcurre como el fuego. Con las manos agolpadas en las sienes. Igual que si tocara una vela incandescente encima de esa encimera.
Son casi la medianoche de las once en punto. Garabatea un linea de alquitrán en mi pecho.
Cenizas, polvo, ácaros de ensueño.....
Magnificencia de la propia servidumbre. Sonatas que relampaguean en mis sienes...
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