viernes, 31 de agosto de 2012

SIN AYUNO

He conseguido salir.
Gracias a la blancura.
No soy de nadie más que de una fina capa de mármol.
Ya no soy el campo donde florece la madreselva,
donde se extiende el horizonte de mis propias flores.
Las flores blancas como flameadas de cemento.
He conseguido otra vez.....
Me metí en un aurora boreal de mi propio sentimiento,
Florece como un cincel.
Amarga como un cítrico congelado.
Suave como un dintel en una puerta sin marco.
Es un aviso.
Es una marea.
El gato de ojos rojos y piel de escayola.
Mi laberinto sin puertas ni arneses para escalar.
Oh, si. Olvidé que la calle esta desierta como los túneles de las pesadillas.
Me veo como un ciego en mi propia cojera; un mentiroso de mi propia sentencia,
un juez de ninguna instancia.
Pero me veo...al menos.
eso es lo que  me río cuando me miro en el reflejo de una lágrima.
  
 Los charcos de las calles sin asfalto, mojan  mis pies, aturden,
 pero sé que nunca llueve sobre mojado, 
lo peor es llover seco sobre un manatial de arcilla. 
Seca como la nostalgia, humilla como el almidón, 
encoge como lo  sintético. Es como las fulanas  cuando pagan   sin consumir el servicio.
Mi servicio se ha pagado a precio de saldo,
retales como piedras desgarradas por el surco de las idas y las venidas.

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