sábado, 15 de diciembre de 2012

AMARUM

Pienso. Demasiado para mi gusto. Aunque últimamente es un pensamiento tranquilo.
Me gusta oirme a mi misma, a veces me pronuncio en voz alta.
¿Habeis escuchado alguna vez el sonido de vuestra voz? Es una forma de distinguir tonos, alguna melodía que diga algo.
Ahora lo hago demasiado.
Intento descifrar códigos, un léxico nuevo.
De noche hasta creo que el pesamiento me habla.
Que me escribe cartas que no puedo leer pero si traducir en mi cerebro.
Ahora mismo todo esta en silencio, un silencio que me complace.
Creo que me he echo amiga del silencio, le hablo mucho. Le explico, le discuto, le argumento e incluso resoplo con indulgencia.

 Se dice que uno es la sombra de lo que fué, o quizás espejo donde reflejarse.
Me he mirado poco al espejo. No tengo tiempo. Las notas discordantes, o las notas complacientes me llevan a no parame en esos pequeños detalles.
Observo mas que discernir.
Ahora la perspectiva ha cambiado. Si fumara podría pintar hasta un lienzo con el humo de mi existencia, de mi dia a dia en este concepto de  civilización. Está adulterada, el aceite de ricino es una podredumbre  esparcida por los átomos de la realidad.


Si. Deletreo una flor en el rio.
Callo....y veo...y rio o lloro...o ni siquiera dibujo ningún rictus.
El cuadro de la escasez ya lo hace.
La marea no sube.
El viento no arrastra.
No me balanceo en el aire.
No hay versos con estrofas,
ni poemas con sentido.
Es que no existe,
ni la música que diferencie la belleza.

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