Yo voy a saltos de la vida para acompañar tu impaciencia.
Los años decoran mi vida , ralentizándose con suave vaivén.
I. La dama es una esfinge del tiempo,
de la vida de los pasos como esporas en una cama,
el paso de las caracolas como un lienzo o una copa,
absorbo a raudales que tú me muestras,
un alma, una palabra,
una evidencia tergiversada por ese suspiro,
tú...
V. A veces,
creo que sólo pasa tu estela como un huracán sin huellas
que me embiste y me despierta .
Trato de coger tu falda ,
pero se me queda en las manos .
Tiene olor de jazmines ,
de mar en tempestades ,
de arcilla quemada por el sol ,
de hierba recién cortada .
Un tajo que sabe a miel, y al amargor de la oliva.
¿ Es tu destino ser huella de fuego en el deshielo ?
I. ¡Ay amor!
las flores son tu encanto,
tu flora,
tu esencia,
tu no sé que ni como decir
el nombre inequívoco a tu cintura,
como el mar o acaso cielo,
ojal o pantomima,
la arcilla de mi ser
se escapa ante tus formas sagradas
como los ancestros,
mi huella no es mia
si no la acaricia tu velo,
¿no lo ves?..
lo llamas ternura.
V, Sí, le llamo ternura .
Sí , le llamo amor ...
pero la palabra es pequeña para significarle ,
solo toca el borde de su esfera ,
una nota efímera que apenas se oye,
cuando se rompen las cuerdas de un arpa ...
Solo queda el suspiro y se estira a raudales de su anhelo ,
como viento que se eterniza al rayar el alba.
Soy madre enamorada de tu sonrisa .
Acuné tu niñez en mi entrega y hoy
comparto pliegos de tu vida.
I. juegueteo con las mariposas
que danzan a tu esfera,
o rayo o nieve diáfana
que se escapa de tu regazo
cuando me siento protegida por tu sol, tu luna, las estrellas,
porque todo el universo es un compendio de minutos
que trato de acaparar para secuestrarte.
Sonrío pataletas egoistas de poder tener siempre tu sola presencia
como una niña...
esa niña que surge si oigo un eco en tus manos
Quisera ser siempre como los niños
y poder decir al veo veo de tus sonrisas un te quiero en los versos
V. Ese te quiero de tu mirada ...
de tu sonrisa , de tu pensamiento ,
lo llevo adherido a mi piel .
Mi piel es tu manto ,
la tuya el terciopelo que acaricio,
mientras, suena una música alrededor.
Un coro que entona el contrapunto de nuestro encuentro.
Virginia Fourco Artica
Isabel Rezmo
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