Me he
cansado del suburbio, de la distinción, de aquellas palabras bonitas
que no saben a nada. Me he cansado de navegar, de la indisciplina de mi
misma, me he cansado de sobornar a la ternura, de idealizar, el
encuentro y el desencuentro, me he cansado de poner alas al viento que
luego no recogen ni siquiera una miga...
me he cansado de quien se cansa de malvivir en la conciencia y pasa a la inconsciencia,
me he cansado.
me he cansado de quien se cansa de malvivir en la conciencia y pasa a la inconsciencia,
me he cansado.
Simplemente no tengo una piedra donde reposar el
salitre, las pesadillas son como un baile en la memoria. Me siguen
arrastrando como puñales, y esas, no se cansan de agudizar el escozor en
la propia piel de mis escamas.
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