Se acabaron los puentes,
los labios,
los márgenes de las sangrías....
Acabaron las treguas.
No puedo exprimir el limón,
se quedó huérfano.
Me quedé inerte,
me quedé fría.
¡¡Pronto, pronto.....!!
El cartero se fugó con mis versos
y atravesó la mampara.
Mi lengua está doblando
la pared de un maleficio,
surcando la odisea de ser Ulises
mientras Afrodita juega con Apolo
en diferentes resortes,
donde cerrar las llagas.
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