viernes, 17 de enero de 2014

DESNUDANDO.


Me desnudo en la palabra.
Como el marfil.
Me arranco la sobriedad jugando a elegir.
Cada centímetro de una odisea es un revuelo de nostalgias.
No puedo sucumbir al epílogo de una sílaba muerta,
de la grandeza de unos bordes en la acuarela.
Soy un desnudo bajo el sol
de la quema de mis ruinas.
Y como el ombligo de un acertijo,
voy apartando caminos,
luces, hambre, sombras, versos.
Aquello que nos mata
es un desnudo ante el espejo,
ante un ardor,
ante un minúsculo vacío de operetas.
Soy un desnudo que se desnuda 
al amparo de los visillos
de cada día.
Un sin ropa naufragando en el océano de las caricias,
buscando quien buscar en los vaivenes de las brisas
y los vientos de las  mareas.

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