La suavidad es como el tacto, de tus ojos.
Un río. Una hoja en blanco de tus párpados.
Apenas un susurro en el mediodía.
El olor es como una declaración de tu existencia,
un jeroglífico de tu cuerpo y de tus labios.
Lo que deseo....como el mar.
Fluye en mi pensamiento..
Olvidé dejar de dar rodeos como los noctámbulos.
Esos mueren al caer el día.
Y no darme cuenta....
Solo existo en tí
al terciopelo de tus pasos que se hacen eternos.

Y muero, cuando despejo el solar de tu amor como la almohada dormida
en un creciente desprecio.
Perdóname. Fuí como las visagras,
movidas por el huracán del desprecio,
y dirigidas por imposibles que no son la realidad absoluta
más allá de los sueños.
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