lunes, 19 de noviembre de 2012


Por las mañanas yacen los deseos en el café amargo que me gusta. Me satisface como una noche despues de tener sexo, de poder brincar en la cintura de unos labios que atraviesan mi garganta estertoreamente, bajo un influjo que me pierde los
sentidos. Estoy aun medio adormilada, pensando en esa locura que horas antes has hecho estremecer mi cuerpo.
Algunos callan pasiones porque les devora el apetito, yo me devoro pensando en esperar a que vuelvas a relamerte en mis brazos y me seduzcas con una palabra prohibida al gusto de tu bajeza.
Las bajezas humanas se esconden en tejidos entallados de la propia hipocresía, son instintos, pasiones, deseos que ocultamos a los demás como un tesoro encurtido en la piel que solo se abre a la noche como al abrirte de piernas, esperando a que saltes encima de mi propio instinto, y extraigas la sabia que el jodido dia escuece en mi interior.....
Porque el sexo, como todo  es a veces, lo único que podemos encontrar como alivio a nuestras propias mediocridades. 
El sexo es la tregua de la vida que permite por un momento, abandonar nuetra injusta, podrida, e inutil (en ocasiones) existencia.


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